Dicen por ahí que pagamos el precio de nuestras equivocaciones y hoy acá estoy yo, para comprobar que lo que dicen es verdad, que la vida es un boomerang y que así como todo lo que sube tiene que bajar, todo lo que va, vuelve.
Con postura y elegancia hoy voy a salir a andar, mostrando como siempre la careta de despreocupado, habiendo ya aceptado mi llegada tardía a la estación y el haber perdido en esta ocasión... Habrá que desempolvar el disfraz, de valiente y salir a tropezar.
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